Practicar La Preeminencia De Cristo
por Gary Ellison
Al estudiar el libro de Colosenses descubrimos que el tema de Pablo es “Cristo es todo y en todos” y que estamos “completos en Él.” Puesto que los creyentes están completos en Cristo, ¡Él es todo lo que necesitamos! ¡Hermanos, debemos dar a Cristo su lugar de preeminencia!
Por esta razón, en los dos últimos capítulos de Colosenses, Pablo pasa a la aplicación práctica de las doctrinas que había estado enseñando. Después de todo, poco beneficio hay cuando los creyentes declaran y defienden la verdad, pero no la demuestran con su vida. Algunos creyentes pueden defender la verdad a capa y espada, pero con su vida niegan las doctrinas que profesan amar: “Profesan conocer a Dios, pero con los hechos lo niegan” (Tito 1:16).
Debemos recordar que las religiones en el tiempo de Pablo decían poco o nada acerca de la necesidad de una vida moral correcta. Una persona podía inclinarse ante un ídolo, depositar su ofrenda en el altar y volver al pecado. Lo que una persona creía no tenía relación directa con su comportamiento, y nadie le juzgaría por su conducta. Pero la fe cristiana introdujo un concepto totalmente nuevo: ¡lo que creemos tiene una estrecha relación con nuestro comportamiento! Después de todo, tener fe en Cristo significa estar unido a Cristo; y si participamos de su vida, debemos seguir su ejemplo. Si él vive en nosotros a través de su Espíritu, no puede permitir que vivamos en el pecado.
Aquí en el capítulo 3, Pablo relaciona la doctrina con el deber. Demasiados cristianos se regocijan en las grandes doctrinas de los capítulos 1 y 2, pero ignoran los deberes de los capítulos 3 y 4. El creyente que vive una vida superficial y desobediente realmente no cree en la suficiencia absoluta de Cristo ni está dando a Cristo su lugar de preeminencia. No basta que Cristo sea preeminente en el evangelio, la cruz, la creación y la iglesia; también debe ser preeminente en nuestra vida. Pablo afirma muy específicamente cómo debemos PRACTICAR LA PREEMINENCIA DE CRISTO:
Debemos practicar la preeminencia de Cristo… EN EL HOGAR (3:18-21). El hogar debe ser el primer lugar donde empiece a trabajar y manifestarse nuestra fe. I Timoteo 5:4 dice así, “Aprendan estos primero a ser piadosos para con su propia familia.” La primera institución que Dios fundó en la tierra fue el hogar (Génesis 2:18-25; Mateo 19:1-6). Como es el hogar, así es la sociedad y la nación. Hace siglos Confucio dijo: “La fuerza de una nación depende de la integridad de sus hogares”. Una de las cosas más grandes que podemos hacer como individuos es ayudar a formar hogares cristianos piadosos. ¡Qué bendiciones vendrían a nuestros hogares si cada miembro de la familia dijera: Viviré cada día para agradar a Cristo y hacerle preeminente en todo! Aquí en estos versículos encontramos el plan de Dios para la vida cristiana en el hogar. En estos versículos descubrimos principios fundamentales que pueden establecer al hogar cristiano en el camino de Dios en el mundo actual de problemas y pecados. Este plan de Dios, cuando lo obedecemos, nos da esperanza, ayuda y propósito en la familia. Al estudiar estos versículos vemos que el plan de Dios para la familia es útil y práctico. Yo creo que el hogar cristiano debe seguir este plan para evitar las pruebas y los problemas que enfrenta la familia.
¿Cuál es el significado de esta frase, “el hogar cristiano?”
El hogar cristiano es un lugar donde personas pecadores enfrentan los problemas de un mundo pecaminoso. Sin embargo, los enfrentan con Dios y con los principios bíblicos, que están todos centrados en Cristo. En el hogar cristiano viven pecadores, pero también vive allí el Salvador sin pecado. ¡Esto es lo que marca la diferencia! Pero cuando no obedecemos el plan de Dios para la familia, hay problemas grandes…¡hay consecuencias malas! Hermanos ¡tengan cuidado! El diablo y el mundo quieren aconsejarnos para que rechacemos los caminos de Dios. El mundo tiene muchas ideas acerca de cómo debe funcionar la familia, etc. Pero la Biblia nos dice en Proverbios 16:25, “Hay camino que parece derecho al hombre, pero su fin es camino de muerte.”
Debemos practicar la preeminencia de Cristo EN EL HOGAR. Aquí encontramos principios necesarios para un hogar fuerte y piadoso. Pablo se dirige a los miembros de la familia: (v. 18) “Casadas, estad sujetas…” Aquí vemos el patrón para las casadas. Vemos el patrón de la sumisión. La idea de la sumisión de la esposa no es muy popular hoy en día porque muchas veces nosotros tenemos conceptos falsos acerca de la sumisión. La sumisión no significa que la esposa es inferior al marido ni que es una esclava. ¿Qué es la sumisión bíblica? Piensen conmigo acerca de los siguientes principios:
1) La sumisión de la esposa. Es responsabilidad de la mujer someterse. En ningún lugar se dice que el esposo deba lograr la sumisión de su esposa mediante la fuerza física.
2) La sumisión de la esposa debe ser continua. En el griego el verbo utilizado está en tiempo presente. Entonces, la sumisión ha de ser el estilo de vida continuo de la esposa.
3) La sumisión de la esposa es un mandamiento, no es una opción. Su sumisión no ha de basarse sobre la forma en que la trata su esposo. Ni tampoco ha de condicionarse a la sabiduría, educación o estado espiritual del marido (I Pedro 3:1).
4) La sumisión de la esposa es espiritual. Debe hacerse “como al Señor.” La sumisión a su esposo es una prueba de su amor a Dios además de probar su amor hacia su esposo. La esposa debe considerar la sumisión a su esposo como un acto de fe y obediencia a Cristo y no solamente a su esposo.
5) La sumisión de la esposa debe ser extensiva. Dice Pablo en Efesios 5 “estén sujetas a sus maridos en todo.” La sumisión de la esposa no es algo que se cumple a veces sí, a veces no. La sumisión ha de ser su estilo de vida en todo tiempo, en todo lugar y en todo aspecto. Hay solamente una excepción: La esposa debe obedecerle en todo excepto cuando contradiga la Palabra de Dios.
¿Qué estamos aprendiendo? Estamos aprendiendo que la sumisión de la esposa es un concepto positivo —habla de una posición especial. El entendimiento del patrón le da a cada esposa una vida llena de propósito. Con tu posición de influencia tú puedes impulsar a tu esposo hacia Dios de una manera importante. Esposas, Dios las ha llamado a someterse a sus maridos, a ser su ayuda idónea y singular. Les pregunto a ustedes: ¿En verdad están practicando la sumisión a su esposo?
(v. 19) “Maridos amad…” El esposo debe ser el que ama a su esposa. Hermanos, nuestro ejemplo es Jesucristo. Tu gran modelo de liderazgo es Jesucristo, quien se hizo siervo; que no vino a ser servido sino a servir y a dar su vida en rescate por muchos. Todo lo que Jesucristo hace, lo hace por amor a nosotros; lo hace porque en su corazón se interesa por nuestro bien. Entonces, hermano, tu preocupación no debe ser por ti mismo, ni de imponer tu voluntad, ni de dar órdenes, ni de manejar a otros. Debes preocuparte por satisfacer las necesidades de tu esposa. El esposo debe vivir siempre interesándose por el bien de su esposa, debe actuar por amor a ella. El esposo ha recibido la orden de ser ¡amoroso! Este amor es: …un amor sacrificado; …un amor incondicional; …un amor completo; …un amor eterno; …un amor manifestado. Este tipo de amor viene de Dios… es el amor ágape: el amor que da por necesidad, no por merecimiento. Yo te pregunto: ¿Estás demostrando este amor con palabras y con hechos? ¿Cuáles son los sacrificios que estás haciendo para demostrar este amor hacia tu esposa?
¿Estás pasando tiempo con ella….en oración….leyendo la Biblia? ¿Estás ocupándote de satisfacer todas las necesidades de ella?
¿Qué dice en la segunda parte del versículo? Los esposos no deben guardar ningún rencor contra su esposa por algo que hizo o dejó de hacer. Una “raíz de amargura” en el hogar puede dar lugar al diablo para destruir la relación y para robar la relación de gozo y paz y propósito. Los esposos cristianos deben ser abiertos y sinceros el uno con el otro.
Efesios 4:15 dice así: “Hablando la verdad en amor;” es una buena manera de resolver las diferencias en la familia. Una esposa realmente tiene poca dificultad para someterse a un esposo que le ama. Ella sabe que él busca lo mejor para ella, y que no hará nada que le dañe. El amor del esposo hacia la esposa se ve en su sacrificio por ella, y el amor de la esposa hacia su esposo se muestra en su sujeción a él. Donde existan el sacrificio y la sumisión, rodeados de una atmósfera de amor, habrá un hogar feliz. Un hogar feliz no se hace automáticamente; requiere de un constante esfuerzo de ambas partes… requiere de toda dependencia de Dios.
(vv. 20, 21) “Hijos, obedeced… Padres, no exasperéis…” Aquí vemos que los hijos tienen responsabilidades también. Y la más grande es la de obedecer. Ellos deben obedecer en “todo” y no solamente en aquellas cosas que les agradan. El hijo que no aprende a obedecer a sus padres, probablemente no obedecerá a ninguna autoridad. Desafiará la autoridad de sus maestros, la policía, sus jefes de trabajo y cualquiera que trate de ejercer autoridad sobre él. El desafío a la autoridad en nuestra sociedad es el reflejo del desafío a la autoridad en el hogar.
Por lo general, los hijos no crean problemas: los revelan. Los padres que no pueden disciplinarse a sí mismos tampoco pueden disciplinar a sus hijos. Si el padre y la madre no están sujetos a una autoridad, no pueden ejercer la autoridad sobre los demás. Sólo cuando los padres se someten el uno al otro y al Señor, pueden ejercer correctamente una autoridad física y espiritual sobre sus hijos. La medida de la obediencia del hijo es “en todo;” y el motivo es para agradar al Señor.
La vida no es fácil para los hijos. Sus problemas pueden parecernos pequeños, ¡pero para ellos son enormes! Los padres creyentes deben escuchar cuidadosamente, compartir los sentimientos y frustraciones de sus hijos, orar con ellos y ver la manera de animarlos. Pablo exhorta que los padres deben procurar que sea lo más fácil posible que los hijos obedezcan. “No exasperéis a vuestros hijos…” es un mandamiento a los padres. Dice ¡NO LOS PROVOQUES! Estas son sugerencias: 1) no les pidas más de lo que son capaces de dar; 2) no seas abusivo o degradante, no los menosprecies cuando los estés corrigiendo; 3) no los frustres con hipocresía o inconstancia; 4) no olvides disfrutar de tus hijos — no des la impresión de que son una carga, sino una bendición; 5) no cambies las reglas o patrones sin razón ni explicación; 6) no olvides reconocer el error y pedirles perdón cuando estés equivocado. ¡Hay otros! Debemos tener cuidado con nuestros hijos.
¡Nuestro hogar debe ser el lugar mejor y más feliz del mundo! ¡Amén!
En esta clase de hogar es lógico que el niño confíe en Jesucristo y quiera vivir para él.
Si el creyente pone a Cristo primero y le da preeminencia, podrá presentarse ante Dios con un corazón limpio… pero el creyente que vive una vida superficial y desobediente no está dando a Cristo el primer lugar en su vida.
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