Trabajando Juntos
No se puede evadir el hecho de que se requiere trabajar para que nuestros hogares y nuestras vidas se mantengan organizados. Si nuestros hijos no aprenden a trabajar duro nuestros hogares nunca estarán limpios, y punto.
El trabajo de mantener la casa limpia es demasiado como para que mamá lo haga sola, y los niños deben aprender a trabajar por causa de la formación de su carácter, también. Las cuestiones académicas son muy importantes, pero debemos reconocer que es aun más importante aprender a trabajar, ya que la diligencia es esencial para obtener éxito en cada área de la vida.
Aun cuando te sea económicamente factible el tener una sirvienta, necesitas considerar si la habilidad de tus hijos para trabajar en un futuro pueda estar en peligro. Yo recomiendo que cierta parte del trabajo siga siendo responsabilidad regular asignada a tus hijos.
Los primeros años de un niño son los mejores para enseñarle a trabajar y a disfrutar del trabajo. A nuestro niño de dos años le encanta tirar los papeles en el bote de basura, recoger su plato de la mesa, poner la ropa sucia en el cesto, o arrancar las hierbas y llevárselas en su carreta.
Aprovecha al máximo esta etapa en la vida de tu hijo, y tanto su vida como la tuya será mucho más llevadera en un futuro. Las habilidades que nuestros hijos aprendieron desde pequeños son las que siguen disfrutando a la edad de 8 y 9 años.
Una manera segura y efectiva de ayudar a los niños a disfrutar el trabajo es trabajar a su lado desde su edad temprana.
Cuando nuestros hijos mayores eran pequeños, me era muy difícil trabajar y darles al mismo tiempo la atención que necesitaban. Así que empecé a involucrarlos en mi trabajo y después jugaba con ellos. Como cosa sorprendente, ellos decían que disfrutaban más eso que el que yo les dijera todo el día, “Vayan a jugar; Mamá está ocupada.”
Ambos niños disfrutaban el ayudarme a esa edad en actividades como llevar ropa sucia a la lavadora, barrer la alfombra mientras yo la aspiraba, mezclar los ingredientes mientras yo cocinaba o acomodar los artículos ligeros en la alacena de abajo mientras yo guardaba los pesados, frágiles, o de entrepaños superiores. A los niños pequeños les encanta poner la mesa también.
Al ir creciendo los niños, el enfoque debe cambiar de una simple participación a un desarrollo de responsabilidad personal, además de habilidades sólidas de trabajo y de organización.
Los niños necesitan aprender paso por paso, trabajando a tu lado mientras les enseñas cómo lavar la cocineta, el inodoro, cambiar las toallas del baño, el jabón, el papel sanitario, limpiar el refrigerador, lavar la estufa, arreglar el librero, organizar el patio, acomodar los papeles del escritorio u organizar las vitrinas con vajilla.
La importancia de trabajar a su lado para que desarrollen habilidades sólidas y una actitud positiva al trabajo es clara. No hay nada más motivante que la camaradería entre padres e hijos que trabajan juntos.
Habla mientras trabajas, o canta, si así lo prefieres; comparte un pensamiento, una sonrisa, o ríe con ellos. Algunos de los tiempos de unión más bellos que tengo con mis hijos mayores se dan cuando nos ponemos a organizar o cuando trabajamos juntos en el jardín. Sí, también hacíamos muchas cosas “divertidas”, pero de alguna forma el trabajar juntos como equipo tiene un gran significado en las relaciones padre-hijo.
Por supuesto que hay momentos en los que tú tienes que dedicarte a una tarea mientras el niño se dedica a otra. Pero la actitud positiva del niño hacia una tarea que él debe realizar solo, tuvo su origen en el haberla realizado junto contigo.
El trabajar con nuestros hijos también les permite a ellos captar detalles de habilidades que tal vez se nos olvide transmitirles si sólo les describimos el trabajo oralmente y les decimos, “Vé y hazlo tú solo.”
Por ejemplo, he notado que cuando le digo a mi hija de cinco años, Jennaya, que limpie su cuarto y la dejo sola, los resultados no son tan agradables como los obtenidos cuando me siento en su cuarto y le ayudo a organizar sus cosas desde la perspectiva de un adulto. (Pero no caigas en la tentación de hacerlo todo tú. Para aprender de la experiencia, el niño debe ayudar haciendo algo en la medidad de su capacidad.)
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