Dividiendo Cada Hora Entre Alumnos y Preescolares
Carolyn Wallis
¡Bravo por The Teaching Home! El día en que recibimos su revista nuestro sensible hijo de 3 años estaba teniendo un día difícil. Lo tomé en mis brazos mientras cogía la revista. La cálida fotografía de la familia que aparece en la portada lo cautivó y me suplicó que le hablara de esa otra familia que educaba en el hogar.
Nos pusimos cómodos y leímos la historia, mis demás hijos escuchando cuidadosamente y luego haciendo preguntas. Ese día The Teaching Home no sólo me animó, sino que también calmó a un niño llorón de tres años e inició una plática familiar.
Una típica pregunta para los padres que enseñan a sus hijos es, ¿Qué debemos hacer con nuestros hijos de edad preescolar? Todas las respuestas a esa pregunta me habían parecido inadecuadas hasta hace poco tiempo. Yo tengo dos hijos que están en la primaria y dos en edad preescolar.
Nuestro “horario de escuela” está dividido en segmentos flexibles de media hora. Los estudiantes tienen mi atención a partir de alguna hora en punto (12:00, 9:00, etc.) hasta que transcurra media hora (12:30, 9:30, etc.). Mis niños más pequeños reciben mi atención a partir de esa media hora hasta la siguiente hora en punto mientras que los estudiantes trabajan independientemente en sus tareas de la escuela.
Los estudiantes están aprendiendo que mamá puede contestar sus preguntas o enseñarles algún concepto nuevo a partir de una hora en punto y así no interrumpen el precioso tiempo que comparto con los niños más pequeños.
Los niños más pequeños tienen tiempo para jugar calladamente, ver algún libro, o jugar con plastilina mientras enseño a sus hermanos más grandes, y están aprendiendo a no interrumpir el tiempo de enseñanza. Trato de recompensar la habilidad que nuestros hijos desarrollan mientras esperan pacientemente su turno, especialmente si están usando su tiempo sabiamente.
Está rutina permite tener flexibilidad, al no estar atados a un tiempo específico, y nos ayuda a tener una estructura y una regularidad no importando a qué hora empiece el tiempo de enseñanza.
Además, me ha ayudado a pasar un buen tiempo con todos mis hijos y al final del día de labores no siento haber descuidado a alguno de ellos. Esta rutina prepara a nuestros hijos para el tiempo futuro de educación en el hogar (cuando todos lo hagamos juntos). Todos se están beneficiando al aprender a trabajar solos o en grupo, respetando los intereses de otros estudiantes y esperando con paciencia la ayuda.
Por supuesto que la rutina se interrumpe cuando alguien realmente necesita ayuda, pero los niños están aprendiendo a distinguir entre lo que es urgente y lo que no lo es. Esta simple pero efectiva rutina ha restablecido la calidez en nuestro tiempo de enseñanza. Pido a Dios que esto anime a otra madre a disfrutar su precioso tiempo con todos sus hijos y sepa que es posible, y aún preferible, enseñar cuando hay niños en edad preescolar.
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