Home 2024 diciembre 06 Cuando Esperar es Mejor

Cuando Esperar es Mejor

Cuando Esperar es Mejor

Por Terri Miller

Yo ingresé al mundo de la educación en el hogar de manera semejante a como alguien cae en una alberca cuando es empujado.

Mi hija se estaba acercando rápidamente a la edad escolar, y cada vez que pensaba en que esta niña tan tímida y talentosa fuera a la escuela, sentía una opresión en el pecho y se me secaba la boca. Me podía imaginar a esa pobre y desprevenida corderita siendo devorada viva por esos lobos.

Hice un par de preguntas y luego la pelota comenzó a rodar.

Yo era una maestra certiicada, así que pensé que me sería muy fácil. De inmediato comencé a escoger el currículo y a arreglar la casa para que fuera una pequeña escuela.

Funcionó de maravilla para Alyssa. No se podía aguantar las ganas de trabajar en su cuaderno de trabajo, y ella no sentía que había aprendido algo a menos que hubiera dejado un altero de papeles sobre mi escritorio al inal del día. En tan sólo unas pocas semanas ya estaba leyendo y haciendo problemas de aritmética. La nuestra era verdaderamente una experiencia de educación en el hogar exitosa.

Luego llegó Jordan.

Alyssa escribió su propio nombre a los 2 1/2 años de edad. Para los 3, Alyssa conocía los colores y las iguras, y podía contar. Jordan no podía ni completar una oración hablada para los tres años de edad. Pensé que el niño tal vez tenía problemas serios.

Me di cuenta que Jordan sonaba como si estuviera hablando en otro idioma. Él había inventado sus propios sonidos para representar palabras. Parecía molestarle que se esperara de él que usara el inglés. Él quería que nosotros aprendiéramos su lengua.

Finalmente se dio cuenta de que si quería comunicarse con nosotros, iba a tener que aprender el inglés. Muy poco tiempo después estaba hablando hasta “por los codos.”

Soy una mujer razonablemente inteligente, de manera que ahora me sorprendo de mí misma, pero cuando Jordan llegó a la “edad escolar” saqué el currículo, o sea, los materiales escolares que había utilizado con Alyssa.

Eso no funcionó.

Fui a la biblioteca y saqué prestado un programa de fonética llamado “Hooked on Phonics.” Para el inal de la tarde estábamos los dos llorando.

Él no tenía el menor interés en la lectura, ni en aprender a leer.

A los 4 años de edad no conocía los colores ni las iguras, y a los 5 años no conocía el alfabeto ni los sonidos de las letras; aunque en ese momento no me daba cuenta, estaba viendo abrirse delante de nosotros un nuevo y maravilloso mundo para nuestra familia.

En ese tiempo pensaba que a futuro tendríamos que realizar trabajo terapéutico de remediación y consultar a expertos en lento aprendizaje.

Al estar en el medio de la educación en el hogar, comencé a leer libros escritos por Charlotte Mason y Raymond Moore. Estos libros abrieron mis ojos a una nueva manera de ver la educación de mis hijos.

Recordé el desarrollo del lenguaje de Jordan y me dije a mí misma: “Si él puede desarrollar su propio lenguaje a lo mejor debería dejar que lo haga, y luego veremos qué pasa.”

Eso me daba temor.

Nuestros familiares estaban preocupados porque estábamos educando en el hogar, pero cuando vieron el progreso de Alyssa se tranquilizaron.

¿Cómo les podía explicar a ellos mi incipiente filosofía? No lo intenté. Solamente quería ver si iba a funcionar.

Realmente, no tuve que esperar mucho tiempo.

Me di por vencida con las hojas de fonética, cuadernos de trabajo y libros de lectura. Nada más me dediqué a leerle y a orar que estuviera haciendo lo correcto.

Un día como al final de su “primer año de primaria,” me trajo un libro de lectura y me dijo: “Mamá, ¿me podrías enseñar a leer hoy?”

Le dije: “Por supuesto.”

Por dentro, me preguntaba si realmente sabía lo que estaba haciendo.

Comencé a repasar los sonidos de las letras y para mi alegría, en menos de una semana, el pequeño estaba leyendo a su nivel escolar. No pasó mucho tiempo antes de que su nivel de lectura fuera semejante al de su hermana.

La hermosura de la educación en casa es que podemos diseñar nuestras propias vidas y estilos para satisfacer las necesidades de los niños.

Si hubiera sido inlexible en mi estilo de enseñanza, pienso que hubiera seguido batallando con Jordan hasta el día de hoy.

Cuando los niños están listos para aprender a leer, se lleva muy poco tiempo y esfuerzo enseñarles.

De cualquier manera, le enseñé fonética y las reglas a Jordan pero no necesitó más que unas cuantas lecciones, puesto que ya estábamos leyendo libros de verdad. ¡Todo esto ha sido tan divertido!

Este mismo niño, que estaba más interesado en bichos y lombrices a los 5 años de edad, ¡ahora está leyendo acerca de esos bichos y lombrices en libros bastante avanzados!

Nuestra meta como educadores en el hogar debe ser el satisfacer las necesidades de cada uno de nuestros hijos.

Cuando nos tomamos el tiempo para llegar a conocer a nuestros hijos, y pasamos tiempo proveyendo para sus necesidades, tendremos éxito. Y más importante, nuestros hijos tendrán éxito.


Terri Miller ofrece ideas y pensamientos refrescantes cada mes en su columna mensual en la revista NICHE. Terri y su esposo Terry viven cerca de Winterset, donde educan en el hogar a sus cuatro hijos. Terri es una escritora independiente y conferencista que puede ser contactada en mrsterri@gmail.com.
Publicado con permiso de la revista The NICHE Newsletter febrero 2006.

Author: El Hogar Educador

Leave a Reply

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *