Home 2024 octubre 14 Integridad: el padre de carácter

Integridad: el padre de carácter

Integridad: el padre de carácter

Por Dr. S. M. Davis.

La palabra integridad ocurre veintiséis veces en la Biblia en español, y es sin duda una de las palabras más importantes en las Escrituras. A lo largo de la Biblia, hay tres hombres acerca de los cuales Dios específicamente dice que eran hombres de integridad. El primero de ellos (y con él tenemos la primera mención de integridad en la Biblia) se encuentra en Génesis 20. El hombre era el rey pagano Abimelec.

David, en 1 Reyes 9:4, es el segundo hombre que encontramos que Dios describe como teniendo integridad.

El tercero es Job, y la Biblia se refiere a la integridad de Job en cuatro ocasiones. Fue su integridad lo que evitó que Job maldijera a Dios después de haber perdido a sus hijos, sus posesiones y su salud. Dios reconoció la integridad de Job delante de Satanás en Job 2:3, y la esposa de Job también la reconoció cuando le preguntó en el versículo 9, “¿Aún retienes tu integridad? Maldice a Dios, y muérete” (Job 2:9). Job rehusó, y más tarde en Job 27:5, dijo, “Hasta que muera no quitaré de mí mi integridad.”

¿QUÉ ES LA INTEGRIDAD?

He encontrado tres definiciones de integridad en el diccionario. En primer término, integridad se define como “la condición o cualidad de ser completo; indiviso, intacto; unido.” En segundo, integridad es “una condición en la que no hay alteración.” La tercera definición es “rectitud o solidez moral.”

En algunas Biblias en inglés, la palabra hebrea para integridad aparece traducida como rectitud (no ocurre así en español. Proverbios 10:9 dice: “El que camina en integridad anda confiado.” En Proverbios 10:29 leemos: “El camino de Jehová es fortaleza al integro.” Proverbios 28:6 dice: “Mejor es el pobre que camina en su integridad, que el de perversos caminos, y rico.”

Los contratistas y los ingenieros se refieren a la integridad del acero. Hay ocasiones en que se pueden tener dos piezas de acero, donde ambas se ven muy bien por fuera—no hay ninguna diferencia aparente entre ellas—pero una de ellas, cuando se pone bajo estrés, puede no soportar el peso. La razón por la cual la otra pieza de acero sí puede soportar el peso es porque tiene integridad.

INTEGRIDAD Y CARÁCTER: ¿CUÁL ES LA DIFERENCIA?

La palabra en español carácter no aparece en la Biblia, pero la palabra griega de dónde obtenemos nuestra palabra en español sí aparece. Hebreos 1:3 hace mención de la “imagen misma” de Jesucristo. La palabra griega utilizada aquí es karakter, de donde obtenemos nuestra palabra en español carácter.
¿Cuál es la diferencia entre integridad y carácter? Carácter tiene que ver con hacer lo recto, vez tras vez, hasta que se convierte en parte de tu vida.

Enseñas a un niño a levantarse por la mañana, a tender su cama, a vestirse, a leer su Biblia, a hacer sus tareas del hogar y así sucesivamente. Enseñas a tus hijos a tratar a los adultos con respeto. Les enseñas a ser diligentes, pacientes, y a tener una buena ética de trabajo. Cuando ya han aprendido todo esto y cuando lo hacen ya sin pensar- digamos de manera automática- entonces están manifestando carácter. Carácter, alguien dijo, es hacer lo recto por hábito. Es simplemente hacer lo recto automáticamente.
Uno puede entrenar a un niño en el carácter. El buen carácter es la respuesta natural de actuar o responder conforme a elevadas normas de comportamiento en toda situación. Ahora bien, integridad es carácter, pero también es más que carácter. La integridad es realmente más importante que el carácter. La integridad es carácter que surge del corazón. Es carácter que es resuelto y decidido. Es carácter que no puede ser cambiado o contaminado.

Es más probable que la integridad produzca carácter, a que el carácter produzca integridad. De hecho, la integridad es el padre del carácter. Pudieras conocer a alguna persona que no tiene mucho carácter, pero si tiene integridad, eventualmente desarrollará carácter.

He visto jóvenes cuyos padres no eran cristianos ni tenían interés en el cristianismo. Algunos de estos jóvenes se convirtieron y permitieron que el Espíritu Santo obrara en sus vidas y produjera integridad en ellos. Al poco tiempo, estaban diciendo: “Quiero hacer lo recto. No importa lo que otros digan o hagan. Yo voy a hacer lo correcto.”

Una persona así, eventualmente desarrollará carácter. Las deficiencias de carácter realmente se deben a una falta de integridad.

Si un hombre tiene integridad y se da cuenta de una deficiencia o falla de carácter en su vida, dirá: “Necesito superar esa deficiencia. No debo permitir que esa falla de carácter continúe en mi vida.”
Nadie es perfecto; no estamos hablando de ser perfectos. Estamos hablando del acero que está en buen estado. Estamos hablando del acero, de ser resuelto y decidido en el interior del alma de una persona: la decisión de hacer lo que es recto y correcto.

La integridad es más que los buenos hábitos que se han desarrollado. He visto a personas desarrollar buenos hábitos y después se van por el mal camino. ¿Por qué? Porque aunque tenían buenos hábitos, no tenían la integridad para apoyar desde abajo y reforzar esos buenos hábitos.

La integridad es una determinación del corazón. Integridad es esa determinación firme e inquebrantable en el corazón de hacer lo recto a cualquier precio.

Cuando tengo miedo, debo hacer lo recto. Cuando no tengo temor, debo hacer lo recto. Cuando mis sentimientos o emociones traten de llevarme por el camino equivocado, debo tener integridad. Debo hacer lo recto. Cuando mis emociones están bien, debo hacer lo recto. Cuando estoy entre inconversos, debo hacer lo correcto. Cuando no estoy entre inconversos, debo hacer lo recto. Cuando estoy entre creyentes comprometidos, debo hacer lo recto. Y cuando ando entre creyentes que apenas se distinguen de las personas del mundo, debo hacer lo recto.

Cuando mis amigos me están apoyando, debo hacer lo recto. Cuando mis amigos me atacan, de todas formas debo hacer lo recto. Cuando mis amigos me dan la espalda, me desprecian, se burlan de mí y me menosprecian, yo debo, a pesar de todo, mantener mi integridad. Si mi esposa y mis hijos me apoyan, debo hacer lo recto. Si mi esposa y mis hijos no me apoyan, debo de todas maneras hacer lo recto. Cuando es fácil, debo hacer lo recto. Cuando es difícil, debo hacer lo recto. Cuando no hay costo, debo hacer lo recto. Cuando el costo parece muy elevado, debo hacer lo recto. Cuando le gusta a la gente, debo hacer lo recto. Cuando no le gusta a la gente, debo hacer lo correcto. Eso es integridad.

Si algo le falta a los hombres jóvenes de hoy, es esta clase de integridad. Los jóvenes varones sencillamente necesitan tener esa clase de resolución en sus almas y corazones de decir: “Haré lo que es correcto. Puede ser que no sienta hacerlo. Puede ser que no reciba el apoyo o el aliento para hacerlo. ¡Pero necesito actuar con integridad, y no la voy a soltar, tengo que hacer lo recto!”

La integridad es aquello que hay en un hombre o en una mujer que dice: “Debo hacer y haré lo que es correcto.” Punto final. Sin signos de interrogación.

Un hombre de integridad dice la verdad. Punto. Dice la verdad cuando está bajo juramento. Dice la verdad cuando no está bajo juramento. A eso se refería el Señor Jesucristo cuando dijo: “Más sea vuestro hablar: Sí, sí: No, no…” (Mateo 5:37).

Mi esposa y yo enseñamos a nuestras hijas que se meterían en más líos por decir una mentira que por cualquier otra cosa. Padres, enseñen eso a su hijos. No importa lo que hagas, no importa lo que te vaya a costar—di la verdad.

Hace unos años, un equipo universitario ganó el juego por el campeonato. Después de haber ganado, el entrenador descubrió que tenía jugadores inelegibles en su equipo. Sin que nadie lo obligara, el entrenador salió al frente y regresó el trofeo de campeones. No se espero hasta ser descubierto, él tomó el trofeo y lo regresó. Eso es integridad.

Esa pequeña frase realmente expresa la verdad: “Lo importante no es si ganas o si pierdes, sino cómo jugaste el juego.” ¿Por qué? Porque siempre habrá alguien que pueda jugar un poco mejor que uno, pero cualquiera puede sobresalir en integridad si se lo propone.

MANTENIENDO LA INTEGRIDAD EN TU CORAZÓN

La integridad no es solamente lo que la gente ve; integridad es lo que eres.

Dos veces en Génesis 20, la Biblia hace referencia a la integridad del corazón de Abimelec. Dios dijo de Job: “…que aún retiene su integridad.” Job mismo dijo: “…hasta que muera no quitaré de mí mi integridad.”

Una de las verdades más importantes en toda la Biblia es esta: Jesús dijo, “Sin mí nada podéis hacer.” Si tienes cualquier cantidad de integridad, no es porque la tengas de manera natural. Si realmente la tienes es porque Dios te la dio.

También quiero decirte que aunque Dios te da integridad, en cierto sentido también dice: “Te doy la responsabilidad de mantener tu integridad. Yo te la di, ahora tu consérvala.”

¿Cómo puede una persona mantener su integridad? Solamente teniéndola y guardándola en el corazón. Si no está en el corazón, entonces la integridad está volando en el aire. Si no está en el corazón, entonces la mente comenzará a racionalizar y a buscar la manera de sacarle la vuelta. Si tu integridad solamente está en tus manos, entonces alguien encontrará la manera de comprártela. Si tu integridad está solamente en tu mente, alguien te podrá convencer con argumentos para que la dejes. Pero si tu integridad está en tu corazón, entonces con la ayuda de Dios, podrás mantenerla pase lo que pase.
Permíteme hacerte una pregunta clave: ¿Qué cosa harías si supieras que nadie jamás lo iba a saber? Si supieras que nunca te “atraparían,” ¿qué cosa harías?

¿Qué es lo que predomina en tu corazón en este momento, la avaricia o la integridad? ¿Robarías si supieras que nadie jamás sabría que habías sido tú?

¿Qué es lo que predomina en tu corazón, la lujuria o la integridad? ¿Qué mirarías si supieras que nadie jamás lo iba a saber? ¿A dónde irías si supieras que nadie jamás lo iba a saber? ¿Qué cosas harías si supieras que nadie jamás lo iba a saber?

La integridad dice: “No puedo hacer eso porque no podría vivir conmigo mismo si lo hago.” Eso es integridad en el corazón.

¿Recuerdan la historia de José? Fue vendido a esclavitud por sus hermanos y acabó en casa de Potifar en Egipto, donde la esposa de Potifar intento seducirlo. ¿Qué dijo José? “Cómo, pues, haría yo este grande mal y pecaría contra Dios?”

Notemos que la preocupación principal de José no era que se fuera a enterar Potifar. Las personas que son infieles a sus parejas, por lo general, se preocupan únicamente de que no se vaya a enterar su cónyuge o el cónyuge de la otra persona. No están predispuestos a guardar su integridad como lo estarían si reconocieran que Dios siempre los está vigilando y estuvieran más preocupados de que Dios se enterara de lo que están haciendo, a que se enterara el cónyuge de la otra persona. El Salmo 111:10 dice: “El principio de la sabiduría es el temor de Jehová.”

La preocupación principal de José no era que se fuera a enterar Potifar . A él le preocupaba tener que vivir consigo mismo, sabiendo que Dios estaría enterado de lo que había hecho.

Martín Lutero dijo: “Si supiera con certeza que el mundo se acabaría mañana, de todas maneras hoy plantaría mi manzano y pagaría mis deudas.” ¿Si ningún cobrador te anduviera buscando, de todas maneras pagarías tus deudas? Si tu jefe no apareciera por ninguna parte, ¿de todas maneras trabajarías las ocho horas por las que se te paga? ¿Trabajas “más duro” cuando tu jefe te está observando que cuando no lo hace?

Yo no sé mucho de deportes, pero he leído que algunos atletas profesionales firman un contrato por tres años. Luego, si tienen un año muy bueno, quieren renegociar su contrato después de ese buen año. No puedo menos que preguntarme si están también dispuestos a renegociar su contrato ¡por un salario menor si tienen un año malo!

Dicho sea de paso, yo no quisiera en mi equipo a un atleta que hiciera eso por ningún precio, y tampoco quisiera que mis hijos lo vieran jugar. Mucho menos quisiera ver un póster de él colgando de la pared de la recámara de uno de mis hijos, porque la integridad es más importante que el talento.

INTEGRIDAD EN EL HOGAR

De todos los lugares en donde puede manifestarse la integridad, ninguno es más importante que el hogar. El Salmo 101:2 dice: “Me conduciré con sabiduría en el camino de la perfección cuando vengas a mí. En integridad de mi corazón andaré en medio de mi casa.”

Al final del libro de Job, Dios le dio a Job el doble de lo que había tenido originalmente, más otros diez hijos. Imaginen el testimonio que esos hijos han de haber escuchado. Imaginen a Job contándoles por todo lo que pasó y que a pesar de todo eso todavía pudo mantener su integridad.

Cuando los hijos ven a los padres actuar con integridad—cuando los ven hacer lo recto sin importar el costo—las lecciones que aprenden son de gran valor.

Proverbios 20:7 dice: “El justo camina en su integridad, bienaventurados serán sus hijos después de él.”

LA INTEGRIDAD: TU GUÍA Y PROTECTOR

Proverbios 11:3 dice, “La integridad guiará a los rectos; mas a los pecadores los destruirá su perversidad.”
Si tienes integridad, te servirá de guía, dirigiéndote por el sendero por donde debes de andar.
El Salmo 25:21 dice, “Integridad y rectitud me guarden; porque en ti he esperado.”

Fue la integridad de su corazón lo que salvó la vida de Abimelec. No importa cuánto talento, dinero, inteligencia, personalidad, carisma o habilidad tenga una persona. Si no tiene integridad, su vida puede llegar a tener poco valor.

Una de nuestras más grandes responsabilidades como padres es ayudar a nuestros hijos a desarrollar no solamente carácter sino una integridad genuina, y de todo corazón. Con la ayuda de Dios, podemos criar hijos que se pondrán firmemente del lado de Dios sin importar lo que pueda venir contra ellos.

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El Dr. S. M. Davis ha sido pastor de la Iglesia Bautista Park Meadows durante 35 años. Él y su esposa, Rae Jean, han estado casados por más de 40 años y tienen cuatro hijos y once nietos. También comparte con frecuencia en otras iglesias y en convenciones para educadores en el hogar sobre temas relacionados con la familia. Para mayor información acerca de su ministerio, visite www.SolveFamilyProblems.com o llame al 800-500-8853.

Nota del Editor: Este artículo fue originalmente predicado como un sermón por el Dr. S. M. Davis y posteriormente fue especialmente editado y adaptado para ser publicado por la revista Home School Enrichment Magazine. Damos las gracias al evangelista Dennis Corle de la revista Revival Fires Magazine cuyo sermón acerca de la “Integridad” sirvió tanto de inspiración como de información para este mensaje.
Este artículo fue originalmente publicado en la edición de Sep. /Oct. de la revista Home School Enrichment Magazine. Para aprender más, visite www.HomeSchoolEnrichment.com

Author: El Hogar Educador

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