¿A qué edad puedo empezar la educación formal de mi hijo en el hogar?
por Eleonora Hernández
“Jesús crecía en sabiduría, y en estatura, y en gracia para con Dios y los hombres” Lucas 2:52
“Y el niño crecía y se fortalecía, y se llenaba de sabiduría; y la gracia de Dios era sobre él” Lucas 2:40
Las Escrituras no hablan mucho acerca de la niñez de Jesús. Sería maravilloso que pudiéramos encontrar lo que hicieron José y María a los 3 meses, 9 meses, al año, a los 3 años, y así no tuviéramos ninguna dificultad en educar a nuestros hijos; pero de lo que sí estamos seguros es de que en los dos pasajes anteriores se nos da a entender que el crecimiento en sabiduría es diferente al crecimiento en estatura, y estos no son iguales al crecimiento en gracia para con Dios, y que también hay una diferencia entre esta gracia y el crecimiento en gracia para con los hombres.
Al detenernos a ver la vida adulta de Jesús podemos decir con certeza que fue un hombre espiritual, valeroso, sabio, con buena fortaleza física, con una excelente habilidad para expresarse, respetuoso, bien educado, cuidadoso de su familia, etc. Sin duda sus padres terrenales lo supieron educar para hacer de El, lo que Jehová quería, y si no se equivocaron fue porque dependieron completamente de Dios. Nuestra meta debe ser el educar a nuestros hijos para que sean lo que Dios planeó para ellos, pero al igual que José y María, necesitamos depender de Él. Entendemos que la tarea no es fácil pero es importante poner nuestra parte para que esto realmente se cumpla.
Generalmente pensamos que podemos iniciar con la educación formal a la edad preescolar, 5 ó 6 años, pero si somos realistas, para esta edad ya es un poco tarde.
Muchos padres se alegran al ver que su hijo está creciendo, y es bueno, pero el cambiar de talla a su ropa y zapatos no garantiza que esté madurando cada etapa de su desarrollo.
Crecimiento.‑ Es el aumento de talla (relacionado con la estatura) y peso. Desarrollo.‑ Es la maduración de habilidades en el individuo que le permiten pasar a otra etapa y alcanzar nuevas metas.
Algunas veces vemos a niños a los que se les dificulta prestar atención o que a los 8 años tienen problemas con la lectura. Al investigar sus etapas del desarrollo encontramos que dichos niños no gatearon. Si queremos realmente ayudarlos tenemos que llevarlos a gatear (No importa que tengan 8 ó 12 años !
Las dificultades al confundir la “b” con la “d” o la “p” con la “q” casi siempre tienen su origen en la falta de atención y principalmente por una falta de lateralidad bien definida. Estos niños generalmente presentan su lado dominante combinado. ¿Qué es esto?
Si la tendencia de un niño es tomar el vaso con la mano derecha, usar los lápices, saludar, etc., podríamos decir que su mano dominante o preferente es la derecha; pero también debiera patear la pelota con su pie derecho, tomar el auricular del teléfono y acercarlo al oído derecho y al jugar al telescopio debiera escoger su ojo derecho. Si todo esto es congruente, ojo‑oído, mano y pie derecho, es una lateralidad bien definida.
Lo mismo debiera suceder con un niño que escribe con la mano izquierda. Pero muchas veces nos encontramos con niños que tienen mano derecha dominante y lo demás izquierdo; esto sería lateralidad combinada. Podemos llevar a un niño a que practique muchos ejercicios de palabras con b y d, que los escriba con colores diferentes, pero no dará resultados perdurables; tenemos que indagar en el desarrollo del niño en dónde le faltó madurar y de ahí empezar haciendo ejercicios para niños de 3 o 4 años aunque estemos tratando con un niño de 10 años de edad. Tenemos que trabajar con muchos ejercicios de mano izquierda y derecha. Igualmente pie, ojo, oído, y combinarlos (Toca con tu mano derecha el ojo izquierdo, etc.). Esto es interiorizar el conocimiento a través de movimientos corporales (cuerpo); la parte del cerebro madura, entonces el niño es capaz de exteriorizar dicho conocimiento. Después hacer tareas que ayuden a centrar su atención en este aspecto por escrito. Ejemplo:
Luego pregunte: ¿Qué hay a tu lado derecho? y ¿Qué hay frente a tu pie izquierdo? Cuando sea capaz de contestar, pregunte: ¿Qué tengo en mi mano izquierda? Toca mi oreja derecha, etc. Es un proceso lento pero con la ayuda de nuestro Señor y perseverancia de nuestra parte, se solucionará.
La Biblia dice en Eclesiastés 3:1 “Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora.” Dios en Su sabiduría planeó los tiempos para todo. Hemos estudiado y comprobado que un bebé necesita tener control de su cabecita a los 3 meses, sentarse a los 6 meses o a los 6 meses y medio, gatear a los 9 meses y caminar a los 12 meses, sin suprimir ninguna de estas etapas ¡por supuesto, es más fácil ponerlo en el andador que estarlo cuidando al gatear y al caminar! Si hacemos esto, el bebé pasará por alto una serie de movimientos que impedirán la ejercitación del área de su cerebro que debe de madurar y posteriormente carecerá de ciertas habilidades que podrán reflejarse hasta los 15 y 16 años y tal vez en toda su vida.
Es tan importante respetar los tiempos de Dios aún en estos aspectos ya que si no lo hacemos, nos estaremos enfrentando a problemas de coordinación corporal, problemas de lectura, aprendizaje, problemas de lenguaje, dificultades en operaciones matemáticas, atención, memorización, problemas para entender conceptos abstractos, etc.
“Todo lo hizo hermoso en Su tiempo… sin que alcance el hombre a entender la obra que ha hecho Dios desde el principio hasta el fin.”
Eclesiastés 3:11.
Etapas que incluye el desarrollo:
- Desarrollo Motor Grueso, (desde el nacimiento). Ej. Rodarse, gatear, brincar, correr, saltar, etc.
- Integración Sensorio Motriz. Ej. Recortar, pegar, palpar texturas, colorear, etc.
- Desarrollo de Lenguaje. Ej. Vocabulario, fluidez, descomposición de palabras, lecto‑escritura, etc.
- Habilidades Perceptivo Motoras. Ej. Secuencia, memoria visual y memoria auditiva, etc.
- Habilidades Conceptuales. Ej. Formas, tamaños, razonamiento, concepto numérico, clasificación, etc.
- Habilidades Sociales. Ej. Conclusiones lógicas, solución de problemas sociales, juicios de valor (falso, verdadero, mentira, honestidad, etc).
Desde que el niño nace, necesitamos dedicarle un tiempo diario para ejercitar su cuerpecito, hablarle, enseñarle, jugar con él, de esta manera estaremos ayudando a su desarrollo. Debemos pedir ayuda y creatividad a nuestro Señor para hacer ejercicios, juegos, tareas, actividades, etc., que lleven al niño a estar preparado para poder sentarse, hablar, leer, etc., en la edad que Su Padre diseñó para que esto sucediera.
“Los justos y los sabios y sus obras, están en la mano de Dios.”
Eclesiastés 9:1.
En Resumen: Tenemos una responsabilidad como padres pero también como hijos de Dios. Es mejor prevenir un problema a futuro que remediar una situación por falta de información. Nuestros hijos deben mostrar un carácter piadoso siempre y a donde vayan, manifestándolo en todas las áreas; siendo responsables y organizados en los trabajos que emprendan; sus tareas deben estar muy bien presentadas y limpias y con la mejor letra y números posibles; esto ayudaría a convencer a las autoridades educativas y de gobierno en caso de haber dificultades. Creemos que si cada educador en el hogar pudiera tomar la responsabilidad completa y nuestros hijos fueran un verdadero ejemplo desde la forma de vestir, su madurez en el desarrollo, su conversación, sabiduría, “conducta, amor, espíritu, fe y pureza” (1 Timoteo. 4:12) el pueblo de Dios impactaría grandemente al mundo.
“Sé sabio, hijo mío y alegra mi corazón, Y tendré qué responder al que me agravie.”
Proverbios 27:11
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