Cumplimiento de las reglas
James y Joy Dunlap
Si no surte efecto el repetir y comentar una regla, hay varias cosas que puedes hacer.
Puedes exhibir en un pizarrón de corcho una regla por semana, y repasarla antes de cada comida. O puedes hacer que el niño lleve a cabo una regla repetitidamente de la siguiente manera:
Si un niño tira la ropa sucia en el piso, puedes hacer que vacíe todo el bote de la ropa en el piso y que recoja toda la ropa.
Si un niño deja un cajón abierto, puedes hacer que abra cada cajón del cuarto y que los cierre mientras repite, “Cuando abra un cajón, debo cerrarlo.”
Lo que hay que entender es esto: Un niño siempre seguirá por naturaleza la ruta de menor resistencia. Pero si el dejar un juego fuera de su lugar significa que tendrá que volver a guardar todos y cada uno de los juegos del gabinete, el dejar un juego afuera dejará de ser la ruta de menor resistencia. Los niños aprenden rápidamente con este método.
Otra opción que puedes tomar cuando un niño no sigue las reglas básicas del orden es llevar a cabo incentivos negativos previamente anunciados. Los incentivos positivos por sí solos no son suficientes para formar el carácter de un niño.
Son esenciales los métodos de disciplina tradicionales aprobados por el tiempo y por la Escritura. Además, puedes hacer que un niño pierda algo cuando por flojera y negligencia no tiene cuidado de las cosas.
Por ejemplo, cuando nuestros hijos en varias ocasiones dejan las crayolas o colores fuera de su lugar, de tal manera que se les pierden o se les quiebran, les quitamos toda la caja de colores por un determinado período de tiempo. Se los regresamos cuando en una forma constante mantienen su escritorio ordenado o mejoran sus hábitos de limpieza.
Un zapato extraviado por no estar en su lugar podría significar la pérdida de un viaje al centro con papá la próxima ocasión que él vaya.
Si un juego está fuera de su lugar, la última persona que lo haya usado tal vez no pueda jugar con él por un período de tiempo.
Asegúrate de que las sanciones que utilices sean las apropiadas para cada conducta equivocada y que no sean demasiado desalentadoras ni demasiado leves. (Un viaje de una vez en la vida no debe ser negado sólo porque el niño una vez olvidó guardar los zapatos en el lugar correcto.)
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