Haz Ajustes para Alcanzar Metas Espirituales
Annette Vittetoe
Considero que muchas de las frustraciones en la organización de nuestros hogares y vidas tienen su origen en la idea equivocada de que organizarte es algo que haces. Mas bien es algo que llegas a ser.
Todos esos estantes de cosas ordenadas están destinados a estar completamente desordenadas de nuevo (y el precioso tiempo habrá sido desperdiciado) a menos de que veamos la organización como una manera de vivir y no sólo como una actividad de una ocasión.
Esclavitud a las Cosas
Lo que realmente estamos expresando cuando hablamos de nuestra necesidad de organización es nuestra insatisfacción con la forma en que nuestro tiempo es devorado limpiando, comprando, clasificando y manteniendo en orden las “cosas.”
Como educadores en el hogar, el deseo de nuestro corazón es pasar tiempo con la gente que queremos y no con las cosas.
Deseamos instruir a nuestros hijos en el camino en el que deben andar (Prov. 22 :16).
También necesitamos pasar tiempo con nuestro Señor, con el marido y un tiempo a solas con cada uno de nuestros hijos.
La organización de nuestros hogares y de nuestras vidas sólo será efectiva en la medida en que promueva estas metas espirituales. Esto requiere que identifiquemos correctamente la raíz de nuestros problemas de organización.
El “primer paso” universalmente aceptado para organizarse es limpiar los closets y deshacerse de cosas acumuladas. Sin embargo, para que el cambio sea perdurable, algo fundamental tiene cambiar en nosotros. El deshacerse del “desorden” (lo que no usas, lo indeseable y lo deteriorado) no es suficiente. Debemos permitir que el Señor también nos libere de la esclavitud a las cosas atractivas.
La esclavitud a las cosas puede adoptar diferentes formas. En mi caso era por las revistas que me mantenían enfrascada en los valores temporales (muebles, artesanías, modas, recetas, etc.).
El día que tiré mis revistas, cancelé mis subscripciones (todas excepto la de The Teaching Home y una revista de historia) y me propuse resistirme a comprar las revistas en la tienda, el Señor empezó una liberación de mi espíritu que cambió mi vida.
Ser libre de la esclavitud a las cosas no significa que no tienen valor para nosotros, sino que las valoramos en términos de nuestras metas espirituales.
Comidas Sencillas
También he desechado todos los libros de cocina excepto el de mi abuela (que tiene un valor sentimental además de ser muy práctico) y un libro de cocina básica que explica los principios comunes de cocina.
No necesito muchas recetas; necesito a alguien me diga cómo preparar todos los días comidas nutritivas para mi familia.
Tampoco necesito muchas baterías de cocina, artefactos e ingredientes.
Una “crockpot” puede ser el brazo derecho de una madre que educa en el hogar, manteniendo caliente un simple caldo para usarlo tanto en la comida como en la cena mientras que ella ocupa su tiempo en otra cosa.
La esclavitud no es a la comida, sino que somos esclavos del deseo de tener algo nuevo, diferente o popular. Si nos concentramos en platillos sencillos (un almuerzo de pan integral, queso y frutas) evitamos la inversión excesiva de tiempo en la planeación de menús y en la preparación de los mismos, sin mencionar el tiempo que utilizamos en hacer las compras.
Ropa Sencilla
Si pudiéramos ver más allá de la atracción física de la ropa y percibir la esclavitud en la que podemos caer, podremos vestir a nuestra familia ahorrándonos tiempo usado en ir de compras, coser, remendar, lavar y pensar en la ropa.
Mientras oré y busqué la dirección del Señor en esta área, identifiqué algunas normas para ayudarme a organizar el guardarropa de mi familia.
Nuestra ropa indica a quién servimos. Debe ajustarse a las normas de modestia de Dios y ser apropiada para hombre o mujer, según el caso. Seguir sin discernimiento las modas de este mundo es identificarse con el mundo y no con nuestro Señor.
Nuestra ropa también debe hablar bien de Aquel a quién servimos. En términos prácticos esto no significa que tengamos que vestir de lujo. Sin embargo, sí requiere que vistamos de la manera más ordenada y atractiva posible, tanto en casa como en público.
Metas Espirituales
Una vez que hemos sido librados de la atracción de las “cosas” en cierta área de nuestra vida, desearemos obtenerla en todas las demás áreas.
Es importante establecer metas espirituales para cada área de nuestra vida y evaluar nuestras acciones o adquisiciones con base en esas metas.
Los beneficios se dejarán ver pronto y aumentarán mientras nos volvamos más hábiles para evaluar las cosas y actividades de acuerdo con su utilidad espiritual.
Finalmente, cosecharemos la recompensa de que nuestros hijos se concentren en llevar fruto espiritual.
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