¡Una secta llamada “Fe en Cristo”!
A lo largo del último año, Jonathan, Joshua, y yo hemos estado en contacto con varias familias que educan en el hogar y con otras personas en Cuba. Cuando mencioné la posibilidad de hacer un viaje a Cuba, tanto Jonathan como Joshua expresaron su interés por acompañarme. Puesto que Joshua está estudiando leyes en México, hice arreglos para que el viaje coincidiera con su período de vacaciones en la universidad. Timothy y Benjamín también nos acompañaron. La ayuda de Jonathan para planear el viaje y los traslados dentro del país fue indispensable.
Nuestro plan original era visitar tres iglesias y una misión, sin embargo, después del arresto y encarcelamiento del Pastor Ramón, de su esposa y de Golquis, así como el arresto domiciliario de su esposa Karen, nuestros planes sufrieron cambios drásticos. De hecho, a nuestra llegada a la Habana, todavía no estábamos seguros de lo que estaríamos haciendo la mayor parte del tiempo. Al llegar al aeropuerto fuimos recibidos por Rubén, un hermano de la iglesia en Guantánamo. La Habana es una ciudad hermosa con un lado horrible. Solamente basta caminar cuatro cuadras de distancia de la zona turística para darse cuenta de la realidad del estilo de vida cubano—abundante pobreza y prostitución.
Rubén me explicó: “Cuba es un país comunista donde el gobierno se considera dueño de todo y todo lo controla”. Este es su fundamento para perseguir a las familias que educan en el hogar. Los cristianos en Cuba enfrentan desafíos crecientes debido las continuas violaciones de la libertad de creencia por parte del gobierno, incluyendo acoso, amenazas, vigilancia, y encarcelamientos. Algunas iglesias no registradas han sido cerradas y varias iglesias registradas han recibido amenazas de que las van a cerrar. Hay reportes de espías del gobierno que se hacen pasar por creyentes para infiltran a las iglesias. Se exige que las iglesias reporten los nombres y edades de todos los que asisten a los cultos religiosos.
Prediqué varias veces en la Habana antes de viajar en autobús a Guantánamo—en el otro lado de la isla. El viaje de 15 horas se convirtió en 20 horas debido a algunas fallas mecánicas en el autobús. Cuando llegamos, Pablo nos recibió y nos acompañó al camión que nos iba a transportar, junto con otras 30 personas, al Campamento Yacabo. Todos nosotros, junto con nuestro equipaje, cobertores y alimentos nos trepamos a la parte trasera del camión. Más adelante en el camino nos detuvimos a comprar bolsas de arroz y frijoles, rejas de plátanos y mangos, así como un cerdo vivo.
El plan original había sido que pasar la noche en las instalaciones del campamento junto con las familias que nos acompañaban de Guantánamo. Sin embargo, los administradores del campamento se inquietaron al saber que habría extranjeros pasando allí la noche, así que la noche anterior a nuestra llegada le avisaron a Pablo que nosotros no podríamos pasar allí la noche. Debido a este contratiempo imprevisto, tuvimos que rentar una cabaña operada por el estado como a un kilómetro y medio del campamento, y caminábamos de un lado al otro.
Entre las familias que asistieron al campamento había dos familias que habían iniciado la educación de sus hijos en el hogar. Aunque han sido hostigadas y amenazadas, aún no han sido llevadas ante los tribunales, pues el hijo mayor alcanzará la edad de asistencia obligatoria a la escuela hasta más adelante este año.
En el campamento, se decidió que todas las enseñanzas se impartirían al aire libre para asegurarnos que no se presentarían oficiales del gobierno sin que nos diéramos cuenta y luego escucharan las enseñanzas respecto a la familia, la educación en el hogar, y sobre el libro de Santiago. Comenzábamos a las 8:30 a.m. y terminábamos a las 10:30 p.m.—con algunos recesos durante el día. Me sorprendí que pude predicar diez veces cada día pero más me sorprendió el deseo profundo que tenían los creyentes por más y más enseñanza a pesar de las situaciones tan difíciles por las que pasan en Cuba.
El sábado, pensábamos regresar a Guantánamo a mediodía, sin embargo, el camión se descompuso. No nos fue posible salir sino hasta las 6:00 p.m. No obstante, el viaje de regreso de dos horas fue un tiempo de regocijo con cantos y alabanzas.
De regreso en Guantánamo, nos hospedamos en la casa del hijo del pastor, un apartamento pequeño de una sola habitación. Los cuatro dormimo en colchones puestos sobre el piso de un lado de la habitación hasta el otro. Aquí, Mike predicó un avivamiento de cuatro días.
A pesar de que dos padres y una madre han sido sentenciados a prisión por enseñar a sus hijos en el hogar en vez de enviarlos a las escuelas controladas por el gobierno donde se adoctrina a los niños en la mentalidad comunista y socialista, conocimos a varias familias decididas a ir en contra de la corriente para hacer lo que creen que es lo mejor para sus hijos. También conocimos a varias familias dispuestas a luchar en contra de la opresión del estado y pelear por sus derechos y responsabilidades dados por Dios.
El 24 de abril de 2019, la policía interrogó y arrestó a José Antonio y a Golquis Almaguar y los encarcelaron en cárceles en distintos municipios. El gobierno los acusó de crímenes en contra del desarrollo del niño, asociación ilícita, y por pertenecer a una secta llamada “Fe en Cristo”.
¡Sería maravilloso si todos fuéramos acusado de pertenecer a una secta llamada “Fe en Cristo”!
En el tribunal, Jose Antonio abiertamente rechazó la educación en el hogar y hasta dijo que, “era un pecado educar en el hogar”. Tras su confesión, las autoridades lo liberaron y él volvió a enviar a sus hijos a las escuelas públicas controladas por el comunismo. Esto hecho, desanimó a muchas familias, particularmente porque Jose Antonio había sido quien más lo había promovido en el grupo.
Golquis Almaguar aceptó estar dispuesto a regresar a sus hijos a las escuelas públicas pero no se disculpó porque creía firmemente que no había hecho nada malo. Como resultado, el juez lo sentenció a un año de trabajos forzados en un campo correccional para “darle una lección”.
Aunque algunos se han desalentado, muchos están todavía más decididos en el Señor. Aunque considero que no sería prudente mencionar nombres y detalles, Dios ha levantado mamás y papás en Cuba dispuestos a continuar la lucha, así como Él lo hizo en los Estados Unidos al principio de los años 1980’s. Un padre me dijo, “Dios me ha dado la responsabilidad de cuidar de mis hijos y yo pienso firmemente educarlos en el hogar”. Luego agregó, “Estoy dispuesto a enfrentar todo lo que esto involucre”.
Habíamos planeado el viaje desde antes de que Golquis y Ramón fueran arrestados. Después de su encarcelamiento, tres de cuatro iglesias cancelaron nuestra participación. Aunque comprendía los riesgos, sentí que debíamos ir. Aunque no me fue posible ver a Golquis en persona. Su esposa asistió a las reuniones de la iglesia junto con sus hijos. Platicamos y me compartió su historia de primera mano. Su arresto domiciliario iba a comenzar poco después de que nuestra partida.
Había estado hablando acerca de la posibilidad de visitar a Golquis y a Ramón en la cárcel. El plan era visitar a Golquis ese domingo. Pablo hasta consiguió quien nos llevara a las 9 de la mañana del domingo.
El domingo por la mañana tocaron a la puerta, era Pablo. Expresó su preocupación por lo que pudiera suceder si extranjeros iban a visitar a Golquis. Después de discutirlo por algo de tiempo, se decidió que debido a que mi nombre es reconocido en el movimiento de educación en el hogar en América Latina no era conveniente que visitara a Golquis. Entonces se acordó que Jonathan y Joshua fueran pues ellos habían ingresado al país con su pasaporte mexicano.
Aunque no se les permitió que entraran al campo correccional, ¡milagrosamente se le permitió a Golquis caminar hasta la entrada principal para entrevistarse con ellos! Me entristecí cuando supe que Golquis había expresado que había esperado también encontrarse con Mike, pero se le explicaron las preocupaciones que se tenían y que Pablo había sugerido que era mejor que yo no fuera y me quedara a predicar, en vez de correr el riesgo de poner a la iglesia en alguna situación de peligro. Joshua le dijo, “¡Aunque yo no soy Mike, llevó su apellido y vengo en su representación!” Le dio un abrazo a Golquis y le dijo que era de mi parte.
Pronto llegó un guardia a la puerta y se llevó a Golquis de regreso al interior del campo correccional. Al partir Golquis dijo, “Hoy ha sido un día de gozo pues he podido conocer a nuevos hermanos y, por fin, conocer a Jonathan después de tantos años”. Joshua le dijo, “Hablo por mi padre cuando digo que siempre podrás contar con el apoyo y las oraciones de tus hermanos en México.”
Jonathan y Joshua salieron del campo correccional y viajaron a la ciudad de Santiago de Cuba en vez de regresar a la ciudad en donde yo estaba predicando por si acaso alguien los estaba siguiendo. Esto ayudó a evitar alguna persecución potencial a los hermanos.
Los hermanos me pidieron que no visitara a Golquis, pero después de ver lo bien que habían salido las cosas allá, el pastor me llevó a la cárcel donde estaba Ramón. Me permitieron el acceso por la puerta principal y me entrevisté con una oficial de las oficinas. Durante la entrevista me preguntó por el nombre del prisionero al que quería visitar. Cuando le dije que era Ramón ella me dijo, “Va a ser muy difícil que un extranjero lo visite”.
Ella se comenzó a reír cuando le dije, “¡Usted me da esperanza! Porque dijo, ·‘Va a ser muy difícil’ pero no dijo que sería imposible”. Luego le pregunté, “¿Qué tengo que hacer para hacer que lo muy difícil sea posible?”. Ella respondió que solamente el alcaide podría autorizar la visita. Cuando le pregunté como lo podría contactar, tomó el teléfono y lo llamó. El alcaide me negó el permiso para hacer la visita.
Aunque no logré ganar la “guerra” para visitar a nuestro hermano en Cristo, si logré ganar la “batalla”. Mi meta era poder alentar a nuestro hermano en cadenas y como me fue posible hablar con los guardias en la puerta de acceso, luego con la persona encargada de los visitantes y finalmente indirectamente con el alcaide, pienso que de seguro Ramón se enteraría del intento de visita que tuvo. Esto, a su vez, no solo lo va a alentar sino que también le hará saber que los hermanos no se han olvidado de él.
Después de que se terminó el campamento y el avivamiento en Guantánamo, regresamos en autobús a la Habana. Fue un viaje de quince horas. En el viaje de ida se me hizo difícil dormir en el camino pero en el viaje de regreso, estaba tan cansado, que dormí la mayor parte del viaje. En nuestros últimos días en la Habana, pude predicar en varias ocasiones en dos iglesias distintas.¡Después de regresar a casa recibí la noticia de que Ramón se había enterado de nuestro intento de visita y había sido alentado!
En Cuba, dividí mis sermones en tres temas—la familia, la educación en el hogar, y el libro de Santiago. Escogí Santiago porque cubre muchas áreas en las que podemos probar nuestra fe para determinar que es real.
Es difícil explicar por qué hago algunas de las cosas que hago. La mayoría de la gente piensa que estoy loco, pero no lo estoy. Sencillamente creo que Dios puede hacer hacer mucho más de lo que nosotros pensamos o pedimos, si lo estamos haciendo con un corazón que se encuentra en una relación correcta con Él—siguiendo Su dirección en nuestra vida.
Pido al Señor que mis hermanos cubanos hayan sido alentados. ¡Yo ciertamente lo fui! También aprendí a orar más efectivamente por ellos. Estoy entusiasmado con las oportunidades que Dios ha puesto en nuestro camino. Como puedes imaginar, el trabajo requiere apoyo financiero. Haga clic aquí para ayudar. |
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